viernes, 5 de junio de 2009

Pepper

El 1º de Junio de 1967 The Beatles editaban "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band". Hay quienes piensan que Sgt. Pepper no fue el mejor álbum de Los Beatles. Incluso hay quienes piensan que no fue el mejor álbum de 1967. Es probable. Hasta hay quienes, erróneamente, le dieron a Sgt. Pepper la incuestionable calidad de álbum psicodélico. Personalmente no lo creemos. La psicodelia fue una estética determinada que artistas y músicos de la época llevaron adelante con una vigencia y un éxito que el tiempo se encargó de juzgar.
Pero, desde nuestro punto de vista, Pepper está en las antípodas de la psicodelia, que era una corriente dentro de la cual se podían incluir muchas cosas, cualquier cosa. Sgt. Pepper’s no era cualquier cosa.
Es noviembre de 1966 y Los Beatles comienzan las sesiones de grabación con vistas a su próximo álbum después de Revolver. George Martin está en la producción con un nuevo ingeniero de sonido, Geoff Emerick, ya que el anterior, Norman Smith, se había alejado para producir a Pink Floyd (Curioso, ¿no es así?) Los tres primeros trabajos son When I’m sixty four, Strawberry fields forever y Penny Lane. Ambos temas parecían ser un vasto, gigantesco paso adelante, algo que era mejor que todo lo que alguna vez se hubiera escuchado, algo apuntando hacia una nueva generación y un nuevo tiempo.
EMI estaba ansiosa por un nuevo simple Beatle, y se decidió que sería Penny Lane y Strawberry fields forever, salidas del corazón mismo de Pepper, aunque luego no lo integrasen, ya que se deseaba que ningún tema del álbum en proyecto fuera un simple.
Esta fue, de extraña manera, el comienzo de la obra conceptual de Sgt. Pepper’s como unidad indisoluble. Como también parecía ser en ese entonces indisoluble la unidad de Los Beatles. Un ambiente de camaradería reinaba en las sesiones de grabación y hacía fáciles las cosas. De otra manera es imposible pensar que una maravilla como Pepper haya sido realizada con las condiciones técnicas de la época. Hoy en día se trabaja en cuarenta y ocho pistas o más. Pepper fue grabado en irrisorias y simples máquinas de cuatro pistas, una tecnología de la que nadie podría suponer que saldría el álbum que revolucionó una era y las siguientes, claro que con el agregado de un par de detalles sin los cuales la tecnología nada vale: el talento y la creatividad. Creatividad que hasta les permitía suponer que eran otra banda, ahora sí, La Banda del Club de Corazones Solitarios del Sargento Pepper, que le pedía permiso a Los Beatles para ocupar su lugar por un tiempo e invitarlos a su audiencia. Dejaban de lado el protagonismo, o lo delegaban en sus “alter-egos”, para que cantaran y contaran las historias que Los Beatles querían escuchar, con la mayor simpleza posible, pero, a la vez, con mayor perfección que la hasta entonces lograda. Pepper fue un escudo, una máscara que les permitió mostrar Los Beatles que nadie conocía pero que todos esperaban. Una vez más, los magos sacaban conejos de la galera y los hacían correr por las mentes de su público.
Había más para dar e iba a ser dado generosamente, sin ningún retaceo, pero con una pequeña condición: el Sargento Pepper se presenta y luego pregunta: “¿Qué pensarías si desafino? ¿Te pararías y me dejarías plantado? Préstame tus oídos y te cantaré una canción y trataré de no cantar fuera de tono. Lo lograré con una pequeña ayuda de mis amigos. Llegaré alto con una pequeña ayuda de mis amigos.”
Había que acompañarlo entonces hasta el fin del concierto, una asombrosa travesía que nos haría viajar por un cielo con diamantes y hacer que las cosas mejoraran para permitir arreglar los agujeros, ver como ella se va de casa, tal vez para asistir a un show en beneficio de Mr. Kite; nos haría estar en nosotros pero sin nosotros, para luego hacernos pensar cómo seremos a los sesenta y cuatro, conocer a la adorable Rita y saludarla con un Buenos días, buenos días, para bajarnos al final del concierto en el que el Sargento nos dice que espera que lo hayamos disfrutado, nos agradece una vez más y, por cierto, olvidaba contarnos cómo es un día en la vida.
Todo el mundo sabe que para lograr algunas cosas hace falta talento y trabajo. Agregamos a esto otra palabra importante: respeto. Y el enorme respeto que mostraron Los Beatles hacia el destinatario de sus obras se ve confirmado no sólo por el meticuloso desarrollo de lo musical en Pepper, sino en su presentación, que también fue revolucionaria. La portada de Pepper fue absolutamente innovadora en todo sentido: primera tapa doble, la primera vez que se incluían las letras de las canciones, un desplegable con las insignias del Sargento y un concepto general totalmente inédito, uniendo contenido y continente para dar origen a lo que conocemos como “obra conceptual”.
Pero además de todo ésto -que ya de por sí era inusual como esfuerzo en cuanto a la cubierta de un álbum-, hay un dato que resulta contundente a la hora de evaluar por qué Pepper fue una obra decisiva para toda la música posterior a él. El primer álbum de Los Beatles fue grabado en 585 minutos. Algo menos de 10 horas. En cambio Sgt. Pepper’s fue realizado gracias a unas 700 horas de grabación, unos 42.000 minutos, más de 70 veces el tiempo de Please, please me.
Habría muchísimo más para hablar sobre Pepper, porque los detalles de todos sus aspectos son riquísimos. En este caso sólo nos resta repetir lo del comienzo: como dicen algunos, es probable que no sea el mejor álbum de Los Beatles. También es probable que no haya sido el mejor álbum de 1967. Sin embargo, es la obra que definitivamente capturó el espíritu de una época y lo hizo perdurable, inmortalizó un momento de la historia y lo convirtió en eterno.
Habrá habido álbumes que a juicio de otros tal vez fueron mejores. Todo es probable. Lo que es absolutamente seguro es que seguiremos escuchando Sgt. Pepper’s cuando tengamos sesenta y cuatro.
(Extracto de "The Beatles - Dos de Nosotros" - Buenos Aires - 1997)

La Semana en La Salamandra

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