Anoche, 4 de Diciembre, en el Estadio de Velez Sarsfield en Buenos Aires, se presentó "Luis Alberto Spinetta y Las Bandas Eternas", el formato que el Flaco eligió para celebrar sus cuarenta años de carrera. Una multitud fue colmando la cancha y desafiando al clima frío que a eso de las 20.30 hs. comenzaba a insinuarse y que a medida que avanzó el concierto llegó a una temperatura inusualmente baja para el mes de Diciembre. A las 21.00, hora prevista para el comienzo del show no había impaciencia en el público sino una enorme expectativa por lo que esta celebración suponía. Es así que los casi cuarenta y cinco minutos de demora que se tomó el Flaco Spinetta para salir al escenario fueron una parte más de la fiesta, y su aparición, con ese eterno candor infantil que Luis afortunadamente conserva, motivó un recibimiento cálido y emocionado por parte de todos los que estábamos ahí. Como siempre lo hizo, en forma directa y simple, Spinetta saludó y agradeció de movida a aquellos músicos que no iban a estar presentes ya fuera en versiones de canciones o en persona (Pedro Aznar, Moris, el Indio Solari entre otros) y mencionó al uruguayo Hugo Fatorusso como "el más grande talento que dio el Rio de la Plata". Y a partir de ahí, con su banda actual comenzó una primera parte de un concierto que iba a extenderse por más de ¡¡cinco horas!!. En esta primera etapa fueron veinticinco las canciones que Luis nos regaló junto a invitados pertenecientes a Jade y a su carrera solista, y también algunos covers. Así, Juan Del Barrio, Mono Fontana y Diego Rappoport se fueron alternado ( o conviviendo) en los teclados y Guillermo Vadalá en bajo y guitarra para que pasaran temas como "El rey lloró" (en homenaje a Lito Nebbia), o "Adonde está la libertad" de Pappo en la voz de Juanse, quien tuvo un frío recibimiento, diferente por completo al que tuvo Fito Paez, ovacionado y poniendo sus teclados para entonar junto al Flaco "Las cosas tienen movimiento" y "Asilo en tu corazón". Gustavo Cerati se destacó en su intervención y dijo haber realizado "el sueño del pibe". Después sus hijos Dante y Valentino subieron para hacer junto a su padre "Necesito un amor" de Javier Martinez y Manal, en una lograda versión rap. También en esta primera parte Luis homenajeó a Miguel Abuelo, cantando solo con su guitarra "Mariposas de Madera". Aquí Spinetta confesó que "Muchacha ojos de papel" existe porque existe "Mariposas de Madera" y que el concepto "ojos de papel" lo "afanó", seguramente en forma inconciente, del tema de Miguel Abuelo. Ya para el final de esta primera parte (en la que comenzó la broma que luego se extendería durante toda la noche cuando Luis presentaba a cada invitado con la calificación de "genio"), la versión de "Filosofía barata y zapatos de goma" preanunció una de las presencias más esperadas: Charly García se sentó en los teclados y junto a Luis arremetieron con "Rezo por vos" y a todos se nos enrojecieron los ojos y se nos partieron las manos de aplaudir.
Un intervalo de diez minutos marcó la separación entre esta primera parte y sus veinticinco temas, y el sube y baja emocional que se avecinaba en la segunda. Spinetta abrió recordando a Daniel Wirtz (su baterista en Los Socios del Desierto fallecido en 2008) y junto a Marcelo Torres en bajo y Javier Malosetti en batería (!) reformuló lo que el llamó "los socios del concierto". Después de esto, Invisible, con Machi Rufino y Pomo entregaron "Jugo de Lúcuma" y "Perdonado (Niño condenado)", y después, con el agregado de Lito Epumer en guitarra, hicieron "Amor de Primavera" de Tanguito. Y todavía faltaba más: Luis presentó sin anestesia a Carlos Cutaia, Black Amaya, Guillermo Vadalá en bajo y remató: "como si esto fuera poco: David Lebón". Pescado Rabioso se materializaba en la noche de Velez y "Poseído del Alba", "Hola dulce viento" (en la voz de David), "Me gusta ese tajo" (donde se sumó Bocón Frascino en guitarra) y "Post-crucifixión" fueron cuatro mazazos que nos dejaron en estado de delirio. Un estado de delirio que no hizo más que continuar cuando el Flaco, emocionado como todos nosotros que presentíamos lo que venía presentó (una vez más) a "cuatro genios": Emilio del Guercio, Rodolfo García y ("directo desde Carpintería, Provincia de San Luis") Edelmiro Molinari: Almendra. Enseguida Luis se ocupó de aclarar que había dicho "cuatro genios" porque eran tres que conformaban uno más. "Color Humano" abríó el set y la guitarra de Edelmiro volvió a electrizarnos a todos como lo hizo cuarenta años atrás, Emilio cantó "Fermín" con la emoción de siempre y la batería de Rodolfo fue un ariete en "Hermano Perro", Spinetta y se bella voz en "A estos hombres tristes", y Luis (dedicándoselo a su madre Julia, presente en el estadio, diciéndole "este es tu momento") nuevamente encendió la magia con "Muchacha ojos de papel" con su acústica y los coros de Edelmiro, Rodolfo y Emilio convirtiendo esos minutos en un instante eterno que ninguno de los que estábamos allí podrá olvidar jamás. Imposible ya reponerse, imposible ya salir del asombro, imposible no disfrutar de un Luis Alberto Spinetta que a más de cinco horas de show nos preguntaba si queríamos más y nos decía que nos invitaba a todos a su casa, tal vez sin darse cuenta de que, a través de esos viajes sutiles e imperceptibles que sólo los talentosos pueden guiar, ya nos había llevado a casa, ya nos había abierto la emoción de par en par para instalarnos en nuestro lugar. Luis lamentó no haber contado con la presencia de León Gieco, que según contó "estaba haciendo algo mucho más importante", presentando en La Habana la película Mundo Alas, pero que lo traía al show con la canción "8 de Octubre" compuesta por ambos para recordar la tragedia de los estudiantes del Colegio Ecos. Enseguida se sumó Ricardo Mollo para este tema, y para cerrar la noche todos cantamos "Seguir viviendo sin tu amor", "Yo quiero ver un tren" y "No te alejes tanto de mi". Y hubo algo más: Luis invitó a todos los que participaron en el concierto a subir al escenario vistiendo la remera de "Conduciendo a Conciencia" que recuerda la tragedia de los chicos de Ecos y repudiando la actitud de la revista de rock (?) que no publicó en forma visible la foto suya junto a Charly García vistiendo esa misma remera, y nos pidió a todos que nos uniéramos en un "fuck up" para esa revista. Cinco horas cuarenta minutos de historia en la voz inalterable de Luis Alberto Spinetta, cincuenta canciones que son parte de nuestras vidas y una reunión de músicos que difícilmente vuelva a verse, pero principalmente un festejo aniversario que más allá de los nombres, épocas y pertenencias, fue un homenaje al rock nacional. Eran las tres y media de la mañana y salíamos contentos, helados y tiritando, con la cabeza todavía llena de música buscando una calle que de alguna forma no nos alejara de las horas vividas, mientras al borde del escenario, todavía asombrado y como un símbolo, alguien disfrazado del hombre de la tapa de "Almendra 1" (hasta con la sopapa en la cabeza) no se resignaba a irse. Un par de horas antes, durante el concierto, el cielo de Velez fue surcado hacia el oeste por una estrella fugaz que no quiso perderse el momento y fue una alegórica contradicción a la permanencia que el eterno Flaco representa.