Hoy se celebra mundialmente el Día de la Música, una especie de convención afortunadamente transgredida día tras día, porque es inconcebible un día sin música. Aunque no la escuchemos. O no nos demos cuenta de que está. Nuestro ritmo interno, nuestros corazones latiendo, nuestro ritmo respiratorio, nuestra cadencia al caminar son música; producen (valga la reiteración) ritmo. Ha sido así desde el comienzo, e incluso antes de que hubiera hombres sobre la tierra, porque lo mismo podemos decir de los animales (muchos de ellos produciendo verdadera música, como las ballenas o los pájaros). La cuestión es que el hombre encontró la forma de darle sentido a ese ritmo mecánico que su cuerpo produce naturalmente, y se dió cuenta de que podía establecer comunicación con sus semejantes, utilizando su cuerpo, su voz, como medio, elevándola cuando la distancia con los otros lo requiriese. Y así llegó el momento en que la distancia superaba la capacidad de la voz y descubrió que golpeando troncos de árboles (por ejemplo) podía proyectar el sonido más lejos de lo que podía con la voz. Y también descubrió que según la caracteristicas de los troncos, podía obtener diferentes tonos en el sonido. Y es inevitable pensar que también descubrió que podía utilizar esto para otras funciones, hablarle a sus dioses o declarar su amor. Y al perfeccionar y diferenciar estos métodos y crecer sus necesidades de expresión, comenzó a darle identidad a su tribu y a necesitar más elementos para expresar esa identidad. Y así (expresado en forma simple) debe haber ideado nuevos elementos con los que hacer música, dando paso a los instrumentos y a la combinación de distintos sonidos, ya que la teoría moderna nos dice precisamente eso: la música es el arte de combinar los sonidos de acuerdo a reglas establecidas (o afortunadamente no tanto y sigue siendo arte). Y es curioso ver que todo este razonamiento nos muestra que las "tribus", a través de las épocas y los lugares, seguimos manifestando identidades y preferencias con las diferentes tendencias musicales, es decir que la música sigue siendo, de una u otra forma, fundamental en nuestras vidas y parte indivisible.
En el Día de la Música nuestro tributo a todos los que la hacen y los que la aman, sean o no músicos, a los que la estudian y a los que simplemente la sienten, a los que viven de ella y a los que le dan vida, y principalmente a todos aquellos que, en algún rinconcito del planeta, se sientan sin público y sin testigos, a golpear rítmicamente un tronco hueco, porque de alguien como ellos, nació todo.
En el Día de la Música nuestro tributo a todos los que la hacen y los que la aman, sean o no músicos, a los que la estudian y a los que simplemente la sienten, a los que viven de ella y a los que le dan vida, y principalmente a todos aquellos que, en algún rinconcito del planeta, se sientan sin público y sin testigos, a golpear rítmicamente un tronco hueco, porque de alguien como ellos, nació todo.