miércoles, 29 de agosto de 2012

Todo concluye al fin...


El 29 de Agosto de 1966, en Candlestick Park, San Francisco, The Beatles dan su último concierto pago, ya que se llega a la decisión de no continuar con las giras. Agotados por los permanentes manoseos, la histeria colectiva, los ataques de la prensa (especialmente la norteamericana que en esta última gira había levantado declaraciones de John Lennon efectuadas seis meses atrás a una periodista del Evening Standar de Londres sobre la popularidad de The Beatles y la de Jesús), la imposibilidad de llevar su música adecuadamente al público debido al griterío de los fans y la precariedad de los equipos de la época, y seguramente exhaustos por el ritmo de trabajo que los llevaba a editar casi dos álbumes por año y al menos cuatro simples, cuando no filmar una película y hacer mínimamente dos giras, deciden poner punto final a la locura.
Seguramente no fue necesario siquiera tener una reunión al respecto. John, Paul George, Ringo y Brian Epstein lo sabían sin haberlo hablado. Algún tiempo atrás George había planteado firmemente su deseo de no seguir girando. John en aquel momento se mostró partidario pero sin vehemencia, Paul se opuso temiendo que el público los olvidara y a Ringo le daba igual. El único aterrado ante la idea fue Brian Epstein, que pensaba que sin giras su trabajo en el grupo no tenía razón de ser (el tiempo demostró que esta idea era absolutamente errónea). A pesar de haber seguido, esta gira por Estados Unidos fue más conflictiva que las anteriores debido a la controversia Beatles-Jesus. En muchos estados el Ku-klux-klan y las agrupaciones ultracatólicas organizaron fogatas con los discos de la banda, los amenazaron de muerte, y más de una vez en el escenario, ante la explosión de algún fuego de artificio, se miraban para ver si todos seguían en pie. Además muchas radios prohibieron la difusión de sus canciones y varios promotores cancelaron los shows. En este último show, particularmente, la capacidad del estadio era de 42.500 espectadores , pero sólo 22.000 compraron tickets, aún a pesar de lo ridículo del precio ( de u$s 4,50 a u$s 6.50) y la banda cobró por el show u$s 90.000.- Una serie de motivos que, de todas formas no fueron la excusa principal: The Beatles ya no eran el grupo que había comenzado cuatro o cinco años atrás; había evolucionado y la complejidad de sus composiciones ya no podía llevarse a cabo en vivo (al menos, no con la tecnología de la época). Estaban madurando como músicos; Rubber Soul ya estaba en la calle y en abril de ese año habían comenzado las sesiones de grabación de Revolver con "Tomorrow Never Knows" (todo un símbolo); ambos discos significaron un enorme paso adelante en su carrera. Al dejar de girar, una puerta aún más amplia se abría, y muy pocos imaginaron lo que había detrás. En noviembre de 1966, ya con Revolver editado, el grupo (aún contra los rumores de disolución y los pronósticos que los sindicaban como terminados musicalmente) se mete de lleno en los estudios de Abbey Road para comenzar con el trabajo que concluiría en Sgt. Pepper Lonely Hearts Club Band.
Candlestick Park fue el último concierto de The Beatles, pero fue el primer paso hacia un cambio gigantesco, no sólo en la historia de la banda, sino en la música del siglo XX. Un nuevo concepto vendría de su mano y generaría una renovación impensada un año atrás. La música dejaba de ser para los jóvenes un mero entretenimiento. Pasaba a ser un genuino medio de expresión, un grito de libertad, un reclamo de participación. Candlestick Park, sin ninguna duda, no fue el final.



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